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Evolución de las transnacionales: Los retos del derecho contemporáneo

Cuando comenzaba a escribir este texto, el inicio era de esta forma: “Hay hechos que sucedieron en otras épocas y que a la luz de nuestra realidad resultan inverosímiles, por ejemplo, una jornada laboral que no sea de ocho horas…” y entonces me vinieron a la mente empresas ensambladoras que, no solo tiene jornadas que exceden esos límites, sino que, establecen turnos nocturnos y los intercalan sin piedad.

I

Entonces, qué pasa frente a esta realidad y cómo se atisba frente a la visión de los hechos del primero de mayo y que año con año celebramos, ¿dónde queda esta jornada de ocho horas? Es subjetivo porque, aunque la ley establece claramente cómo debe ser el trabajo, la realidad es que ha sido tan flexibilizada, a modo de las grandes empresas, que, en lugar de ayudar al trabajador, es que ayudan a las empresas.


Hay dos formas de ver esto, la primera es si pensamos en que se trata de una ley proteccionista, que cuida al empleado, obligando a la empresa a pagar horas extras, jornadas ampliadas, días inhabiles que han sido trabajados, y que se tabulan diferente al trabajo norma, esta pareciera una victoria laboral, pero, si el punto de vista se modifica un poco, entonces es la ley, que permite, a cambio de un poco más de dinero, hacer que el trabajador haga jornadas ampliadas, trabaje días inhábiles, y sea obligado a estar siempre a disposición (como una mera mercancía) de los intereses empresariales.

Con el surgimiento de la Revolución Industrial y la enorme necesidad del mundo de que esta máquina gigantesca no dejara de producir, el hombre comenzó a verse, solo como un engranaje más que, requería un mantenimiento mínimo, es decir, para que no se rompiera bastaba con determinar los límites  de subsistencia y las condiciones, que como una engranaje más, permitiera que esta máquina gigantesca no frenara y cumpliera con su objetivo fundamental, la producción infinita.

Así, por ejemplo en la actualidad, las empresas siguen con estas consignas, ¿qué es lo mínimo qué tengo que dar para que este engranaje funcione y no se rompa? y lo más interesante cómo la ley, lejos de ser verdaderamente proteccionista con el trabajador, protege a las empresas, en la última gran reforma laboral, se modificó, entre otras cosas, las posibilidades de cobrar salarios caídos mientras duraba el litigio de un empleado a toparlos a un año, el argumento, que se debería proteger también la fuente de trabajo porque, no sólo un empleado depende de ella, era entonces el beneficio de muchos frente al beneficio de uno solo.

Cada que NISSAN se instala en una país, como México o Brasil, lo hace de manera ventajosa, es bien sabido que su llegada a Aguascalientes estuvo precedido de una serie de actos irregulares de donaciones de tierra, terminaciones ejidales, pactos poco transparentes, entrega de agua, mano de obra con sindicatos poco rigurosos, daños ambientales y un largo etcétera; pero también, estuvo precedida por bombo y platillo, generación de trabajo como nunca antes, modernidad, inversión, muchas manos niponas y mexicanas estrechándose entre sí, la cultura japonesa sonriendo y los mexicanos, creyéndonos a la par.

II

Es una obligación del Estado generar las mejores condiciones para el desarrollo de la sociedad, económicamente hablando no es obligación del estado generar trabajo pero sí, propiciar el desarrollo del mismo; en este sentido, la forma más sencilla que se ha tenido es, entregar a las grandes empresas todas las condiciones para su establecimiento, dejando de lado, si las condiciones laborales que plantean son las más adecuadas para los ciudadanos, además, es innegable que esta burocracia obtiene ganancias importantes, de manera lícita y también, por qué no decirlo, ilícitas (ahí está el caso de  Carlos Goshn). Por supuesto que Nissan se deslindara de él, obvio, cuando “sorpresivamente” fue evidenciado.

Adoración Guamán dice que: “Así del apoyo directo a la violencia se evolucionó hacia formas de control político de los gobiernos de los estados, imponiendo otras estrategias, medidas de endeudamiento estatal, privatización de los bienes y servicios públicos…” (Guamán, p. 21) cómo daría cumplimiento el Estado a sus obligaciones, de una manera sencilla, dejando que alguien más lo haga, a cambio, por supuesto, de dinero.

En esta época de pandemia vemos lo que ha sucedido con los medios digitales, ¿qué sería de la educación en México si no existieran las plataformas como Google o Microsoft?  el Estado tendría que dar cumplimiento al artículo tercero de alguna forma, y al mejor usanza burocrática, dejándolo en manos de una empresa transnacional, confiando ciegamente en ellos por qué, cuándo se ha visto que éstas se aprovechen de alguna circunstancia para un beneficio particular?

De un día para otro, aquellos que a lo mejor, habían estado alejados de la revolución tecnológica, tuvieron que entregar a una transnacional como Google toda su información personal, sus formas de pensar, contenidos educativos, intereses, gustos, modos de actuar, tiempos, en fin, todo, a cambio de usar sus plataformas, y con, la anuencia del Estado quien, impulsó el uso de las mismas.  

¿Hubiera sido más sencillo crear las propias plataformas para la educación a distancia? definitivamente no. Indiscutiblemente no, pero si lo mejor. Retomando la cita de Guamán, la evolución de las transnacionales pasó, del apoyo directo y violento que en su momento tuvieron, de la explotación, el despojo y la esclavitud abierta, a una regulada y normada por el Estado, donde resulta más sencillo cavildear las cosas para que existan leyes a modo.

Sin embargo, estamos en un nuevo estadío donde, estas nuevas transnacionales, emplean el recurso de otorgarnos, a cambio de todos los derechos digitales, y ante la falta de regulaciones, una bicoca, un espejito que no sabemos, por la ignorancia en el tema, que no vale nada contra lo que estamos dando.

Este fenómeno es global, sin embargo, algunos países están tratando de crear normativas que permitan controlar a estas nuevas transnacionales, tarea que no resulta fácil por la línea tan pequeña que resulta entre la censura y la regulación.

III

Uno de los grandes golpes contra una transnacional como Facebook vino del país de Estados Unidos, solo (aparentemente) cuando los intereses políticos fueron trastocados por esta empresa, no se trataba del empleo de los datos de miles de usuarios, del análisis de sus comportamiento, de sus compras y preferencias, sino, de que estas habían sido utilizadas para un fin político, es decir, cuando un grupo de poder veía sus intereses afectados. De otra manera, cuando no existía un partido político, o un gran sector pudiente de la sociedad involucrado, este sistema no se había movilizado, guardaba silencio, como en otras muchas áreas, ante la afectación de los que no tienen esa influencia.

Me gustaría pensar que, retomando el párrafo inicial de este pequeño texto, a la luz de los acontecimientos, dentro de algunos años podamos ver cómo se ha logrado garantizar el respeto a los derechos humanos en todas las ramas, y que nos resulte extraordinario observar que alguna empresa transnacional, ya sea de las que tienen negocios tradicionales, o aquellas que tienen nuevos modelos de negocios ( y que no dudo sigan evolucionando) actúa de manera deshonesta, o, por lo menos, existan regulaciones que permitan saber, qué es lo que sucede en realidad, y si hay que vender dichos datos, que por lo menos seamos conscientes de ello.  

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Abogado de profesión con experiencia en el derecho familiar, particularmente en sucesiones; con intereses variados, estudiante de tiempo completo e investigador de temas jurídicos.

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